sábado, 16 de julio de 2011

¿CÓMO LAS PREFERIS: BALLENAS O SIRENAS?



Una vez una amiga argentina me envió la carta que os adjunto más abajo: a la “ballena”, se refería a las mujeres gorditas, de sobrepeso, o como mínimo las que anuncian el jabón marca Dove. A la “sirena”, se refería a las mujeres de buen ver, tipo top model, o consagrada actriz joven de Hollywood. No le voy la razón en todo, pues he conocido ballenas de gran inteligencia, de gran talento y de admirable capacidad de trabajo; pero en general he tratado más con “sirenas”, de esas que están como un tren, y a las que tampoco por ser atractivas significa que les falte rasgos de amabilidad, ternura, simpatía, entrega, que hacen que sean aún más deseables. Quizás unas se cuidan mejor a si mismas, y otras son más dejadas y abusan más de dietas, reflejando ese estilo de vida tan muelle o descuidado en su físico. Pero lo importante es que cada mujer, sea “ballena o sirena” se sienta bien consigo misma y se sienta feliz. Yo, por descontado sigo prefiriendo las sirenas y no necesariamente porque alguien suponga que podrían ser como pescado e incapaces de reproducirse. Os dejo con la carta:

“Estimados señores, las ballenas están siempre rodeadas de amigos (delfines, focas, humanos curiosos), tienen una vida sexual muy activa y crían a sus pequeños con mucho cariño. Se divierten como locas con los delfines y comen gambas hasta empacharse. Nadan todo el día y viajan hasta lugares fantásticos como la Patagonia, el mar de Barens o las barreras coralinas de Polinesia.

Cantan estupendamente y algunas veces hasta graban cds. Son animales impresionantes y muy queridos, a los que se defiende y admira en todo el mundo.

Las sirenas no existen.


Pero si existieran harían cola en la consulta del psicólogo debido a un problema de desdoblamiento de la personalidad, mujer o pescado?


No tendrían vida sexual y no podrían tener hijos.
Serian graciosas, es cierto, pero solitarias y tristes.
Y además, quien querría a su lado una chica que huele a pescado?

Sin lugar a dudas, yo prefiero ser una ballena.


En una época en la que los medios de comunicación nos meten en la cabeza que solo las delgadas con bellas, yo prefiero comerme un helado con mis hijos, cenar con mi marido, comer y beber y divertirme con mis amigas.

Nosotras las mujeres ganamos peso porque acumulamos tanta sabiduría y conocimiento que no nos caben en la cabeza y se distribuyen por todo nuestro cuerpo.


No somos gordas, somos enormemente cultas.
Cada vez que veo mis formas en el espejo me digo: "qué inteligente soy!"

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